Si estás aquí, probablemente estés pensando en darle una oportunidad a eso de correr. ¡Y qué gran idea! Correr no solo es una forma increíble de mantenerte en forma, sino que también te da un chute de energía, libertad y, seamos sinceras, una excusa perfecta para estrenar esas zapatillas tan monas que tienes en el armario. Pero,
1. Empieza con el "porqué"
Antes de atarte los cordones, pregúntate: ¿por qué quieres correr? ¿Es para sentirte más fuerte? ¿Para desconectar del estrés? ¿O simplemente porque quieres impresionar a tu perro corriendo más rápido que él? Sea cual sea tu motivo, anótalo. Ese "porqué" será tu motor en los días en que el sofá te mire con ojitos seductores.
2. Equípate (pero sin volverte loca)
No necesitas gastarte un dineral para empezar, pero unas buenas zapatillas de running son imprescindibles. Ve a una tienda especializada, déjate asesorar y prueba varios modelos. Tus pies te lo agradecerán. Para la ropa, elige algo cómodo y transpirable (¡sí, esos leggings que te hacen sentir como superheroína valen!). Y, chicas, un buen sujetador deportivo es tan importante como el café de la mañana. No escatimes en esto. En
3. Camina, corre, repite
Si nunca has corrido o hace tiempo que no lo haces, no salgas a correr como si estuvieras escapando de un dinosaurio. Empieza con el método
4. Escucha a tu cuerpo (y no al ego)
Correr es un diálogo con tu cuerpo, no una carrera contra el reloj (al menos, no al principio). Si sientes dolor (no confundir con agujetas), para. Si estás agotada, camina. Y si un día no te apetece, está bien tomarte un descanso. La constancia gana a la intensidad, siempre.
5. Hazlo social y divertido
Correr sola mola, pero hacerlo con amigas es otro nivel. Busca un grupo de running local (¡muchos son exclusivos para mujeres!) o convence a esa amiga que siempre dice "debería hacer ejercicio". También puedes crear una playlist épica con canciones que te hagan sentir invencible. Spoiler: cualquier tema de Beyoncé funciona.
6. Celebra cada paso
No subestimes el poder de una palmadita en la espalda (aunque sea la tuya propia). ¿Corriste 10 minutos sin parar? ¡Brutal! ¿Llegaste a los 5 km? ¡Eres una crack! Cada pequeño logro cuenta, así que celébralo, ya sea con un batido post-carrera o compartiendo tu hazaña en Instagram (¡etiquétame!).
7. Sé paciente y constante
Correr no es magia instantánea. Habrá días en los que te sientas volando y otros en los que parezca que llevas un piano a cuestas. Sigue adelante. La clave es la constancia: 2-3 días a la semana durante un par de meses y verás cómo tu resistencia y confianza se disparan.
Así que, marathoners, ¿estáis listos para dar el primer paso? Ataros las zapatillas, respirad hondo y salid a comeros el mundo (o al menos, el parque). Si tenéis dudas o queréis compartir vuestros progresos, escribidme en los comentarios o en mis redes. ¡Nos vemos en la pista!
Con cariño y zancadas,
Mar.